Humanos ingenuos. Observo el paisaje
desde mi posición privilegiada. Un precioso y lujoso piso situado en el centro
de Dubai. Sí, en los mismísimos Emiratos Árabes Unidos, en la ciudad del mundo
que más ha crecido en la última década. Todo lujo, cada vez más solicitado por
los viajeros. ¿Y por qué, se puede saber? ¿Por qué precisamente este lugar,
donde lo único que se hace es gastar dinero? Pues yo os lo diré, porque los
humanos solo buscáis la perfección, las comodidades, lo destacado, lo brillante.
Esta ciudad lo tiene todo, no hay
ningún solo rincón que no contenga algún material cuyo valor sea inferior a
miles de euros o incluso millones. Así que pensáis: “Dubai es el sitio
perfecto” Y lo más curioso es que sois tan arrogantes, unas criaturas tan
creídas, que incluso teniendo o no la posibilidad de poder vivir aquí
desearíais con todas vuestras fuerzas disponer de tanto lujo todos y cada uno
de los días de vuestra mísera vida.
Pero, ¿y qué hay de la maravillosa
selva del Amazonas, de las impresionantes cataratas del Niágara, o simplemente
del bosquecillo de vuestro pueblo? Claro, como solo hay bichos que os perturban
y os ponen histéricos y no tenéis a mano vuestro querido y amante teléfono
móvil… Asquerosos. Eso sí que es
una gran obra , la actividad humana no interviene y es simplemente magnífico.
Aún así, como sois los creadores de esta ciudad pensáis que poseéis una gran
mente, una capacidad de poder erigir una metrópoli entera.
No sabéis apreciar La Creación, la
Naturaleza. ¿Es que no os dais cuenta de que los humanos constituís un peligro
para el mundo entero? Sois los destructores de vuestro propio hábitat, ¿eso no
demuestra ya vuestra estupidez? Por favor, miraos. Observaros. Si tan poderosos
sois, entonces ¿por qué no acabáis de una vez por todas con las enfermedades,
las plagas y epidemias, la contaminación? Espera, eso no sabéis hacerlo, ¿me
equivoco?
Claro que no.
¿Y cuál es la razón?
Pues se resume en una sola palabra:
imperfectos. Aunque cuando leáis esto, desdichados humanos, me criticaréis. Diréis:
“¿Nosotros? ¿Imperfectos? Ja.”
Pero es la verdad, yo soy vuestro
Dios. La reencarnación de la perfección en un ser. Y qué queréis que os diga,
ya me habéis hartado hace mucho, mucho tiempo. ¿Vuestro castigo?
Ver con vuestros propios ojos cómo
destruís vuestro propio planeta.
¿Qué hasta cuándo durará este
proceso?
Hasta vuestra extinción.
Nota: Este relato está inspirado en el libro de Laura Gallego Dos Velas Para El Diablo.
No aparecen demonios, ni ángeles, ni fantasmas... lo sé. Pero hace referencia a la manera en la que los humanos" destruimos" el planeta. Si todavía no os lo habéis leído , os aseguro que os encantará.
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