11/11/14

Venganza


Me encuentro en una casa. Una casa muy bonita, creo que es mía. No estoy sola, unos señores no muy mayores me miran sonrientes y se abrazan. ¿Mis padres? Me dicen: "Ven aquí hija". ¡Sí! Son mis padres... 

Un golpe en el costado me devuelve a la realidad. 

-Apártate si no quieres que te barra como a una rata.

Rápidamente me levanto, pido disculpas y me alejo del callejón. El vaho de mi boca forma pequeñas nubes que se disuelven en el aire. No hacía mucho que acababa de dormirme tirada entre cajas y cubos de basura. 

Es noche cerrada, aún así, todavía hay gente por las calles. Sobretodo borrachos, y algunos, hasta colocados. Paso al lado de un grupo de chicos, cabizbaja y encogida todo lo posible. Ser discreta es fundamental. Parece que lo consigo cuando, a mis espaldas, escucho a uno decirme que pare. Lo ignoro y continúo mi camino hacia... ¿otro oscuro callejón donde poder dormir? Pero la suerte nunca ha estado de mi lado, por eso el grupo de chicos comienza a seguirme. Aprieto el paso, a pesar de que tengo los pies medio dormidos y congelados al mismo tiempo. Oigo sus risas, sus fuertes y agitadas respiraciones y sus comentarios como: "preciosa, no corras. Solo queremos divertirnos un poco" o "Joder, mírate. ¿No crees que estarías mejor en un sitio con más chicas ganando dinero fácil?". Empiezo a preocuparme de verdad cuando, en esto, una fuerte mano me coge del brazo. Intento zafarme pero no puedo. 
- Ella está conmigo. Dejadla en paz. - por su voz sé que es un hombre. - ¡Largo! 

El grupo de jóvenes se marcha farfullando por lo bajo. Noto cómo la presión en el brazo afloja, aunque sigo estando "prisionera". El desconocido se coloca delante de mí, cara a cara. Y sin que lo vea venir, una aguja se introduce en mi cuello. No me da tiempo a reaccionar. Un líquido penetra en mi cuerpo sin mi permiso y no puedo evitarlo. Entonces, de repente, ocurre algo en mi interior. Dos cables sueltos se unen, todo lo olvidado se recuerda y me falla la respiración. 
- ¿X? - siento como mi cuerpo estalla por dentro.

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X me guía hasta un apartamento no muy lejos de nuestro reencuentro. Ahora me siento, en parte, relajada. Ya no tengo esa incertidumbre amenazante e imponente nublándome los sentidos. Sé quién soy, por qué estuve viviendo en la calle tanto tiempo y, sobretodo, sé que ahora vuelvo a ser yo misma. 

- Hannah, ¿estás bien? 

Asiento con la cabeza mientras doy pequeños sorbos al chocolate caliente que me acaba de preparar X. 

- Aún así, sigo molesta por lo que me hiciste. - replico suavemente.

- Ya, yo también siento haberte hecho esto. Pero sabes que era necesario. - corrobora mi mentor.

- Supongo que ser una agente secreta de la CIA conlleva sus riesgos.

- Hannah, eres la mehor agente que he tenido y que tengo, a pesar de tener dieciocho años. No podía permitir que aquellos rusos...

- Turcos. - le corrijo.

- Que aquellos turcos te mataran. 

- Lo tenía todo controlado X. No hacía falta que intervinieras de esa forma tan... Drástica. 

- ¿¡Qué querías que hiciera!? 

- Pues cualquier cosa menos eliminarme de la faz de la tierra, fingir mi muerte, borrarme mis recuerdos y mi memoria, apartarme de mi vida y soltarme en la calle como un perro. - suelto atropelladamente - lo pasé realmente mal, ¿sabes? 

- Ya me encargué de ellos. Ahora eres libre Hannah. ¡Libre! 

Cierro los ojos y la imagen de mis padres se adueña de mi mente. Mis padres muertos, con cinco agujeros de bala cada uno. Y veo también a su asesino. Me mira a los ojos y me lleva consigo.

- X, necesito que me abraces. Por favor. - suplico. 

Me sonríe. Su mirada se cruza con la mía. Esos ojos... Los reconocería en cualquier lugar. Entre azules y marrones. Una extraña combinación. Los mismos ojos que los del asesino de mis padres. La sangre me hierve con furia mientras me estrecha entre sus brazos. 

- ¿Dejarías que me mataran? - articulo cada palabra despacio.

- Claro que no - responde cansado - Sólo quiero lo mejor para ti, ¿tú harías lo mismo por mí, no? 

Dejo que transcurran tres, cuatro segundos. Y respondo: 

- No capullo. No haría lo mismo por ti. 

Mis brazos se cierran alrededor de su cuello. Oigo un "clack" sonoro y crujiente. El cuerpo de mi mentor se derrumba. El asesino de mis padres por fin está muerto.

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